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Sergio Pelegrín, el alumno de José Bordalás
OPINIÓN por Juan Marín.
Tras tres partidos de Sergio Pelegrín en el banquillo del Ilicitano, se puede hacer un breve y rápido análisis del equipo. Quiero recalcar lo de breve, porque en tres partidos es difícil realizar un análisis en profundidad.
Pero uno puede predecir, más o menos, por dónde van a ir los tiros y qué aspectos son distintos a cuando estaba Fidel Martínez.
Está la famosa frase de ‘cada entrenador, tiene su librillo’. Toda la razón, cada entrenador intenta incorporarle su propio sello al equipo. Incluso en estilos parecidos, habrá sutiles diferencias entre uno y otro.
La llegada de Sergio Pelegrín al Ilicitano ha significado alguna mejora en algunos aspectos. El principal ha sido la defensa, donde el míster ha hecho hincapié en los entrenamientos todo el tema de repliegue y ayudas.
No me estoy refiriendo a que el equipo se meta atrás en la portería o que ahora esté usando a otros jugadores como centrales. Me refiero a ajustar bien las líneas y defender en tu propio campo. Ante el Paterna y el Roda, por ejemplo, vinos al delantero Manu Palma más pendiente en labores de presión y cierre.
También es algo que hemos visto en Iván ‘Cassano’, Molina, Niko o Juanjo. Jugadores de un corte más ofensivo, que deben ahora trabajar y ayudar en labores defensivas.
Por supuesto, reunir esfuerzos para cerrar todos los huecos posibles, significa tener que renunciar a parte de tu ataque. Con Sergio Pelegrín, el Ilicitano genera menos ocasiones. Que esto no significa que marque menos goles, ojo.
El fútbol es así, no puedes tenerlo todo. Si juegas con presión alta y líneas adelantadas, sabes que tu rival va a tener más espacios en tu campo, y aprovecharlo para tener ocasiones a su favor.
Si dedicas tus energías a esperar más atrás y que tu rival tenga la iniciativa, será difícil generar una alta cantidad de ocasiones. Siempre hay que correr algún tipo de riesgos.
A José Bordalás se le conoce por su fútbol «óptimo, pero poco vistoso». Los equipos entrenados por él, han demostrado ser muy eficaces. Dos ascensos a Primera División (uno con el Deportivo Alavés y otro con el Getafe) no son fruto de la casualidad. Sus equipos saben bien a lo que juegan.
Esta es una descripción del estilo de Bordalás que he encontrado. Sus jugadores compiten desde una idea en la que van a aprovechar la iniciativa del rival para generar situaciones favorables, van a encontrarse muy cómodos en las esquinas del ring y van a desgastar al contrario con pequeños detalles.
Es algo que vimos ante el CD Roda y ante el Jove Español. La búsqueda de situaciones favorables y la de estar cómodos para salir desde atrás.
El gol de Niko en el Díez Iborra, es un claro ejemplo de buscar una situación favorable. Un pase en largo de Molina, y los extremos ya han empezado a correr. Nacho Ramón juega bien de espaldas a portería y abre a banda para que finalice el extremo. En tres pases, se pisa área rival y se finaliza.
Ante el Paterna, esta premisa no se pudo cumplir tanto por la lesión de Hugo Rodríguez, como por las condiciones de lluvia en el campo.
En estos tres partidos, los resultados han sido de 0-0, 1-0 en casa y 1-0 fuera. Son marcadores por la mínima, algo también característico del técnico alicantino.
Está claro que Pelegrín es un ‘alumno’ de Bordalás, pero eso no significa que tenga que ser malo. Es cierto que el entrenador del Getafe tiene a muchos defensores, pero también detractores.
De hecho, es posible que al equipo no le venga nada mal este toque en el tramo final de temporada. Pero Pelegrín tampoco puede hacer milagros.
Ante el Paterna, vimos como otro error individual supuso la derrota del Ilicitano. Se escaparon puntos, como pasó ante el Acero, Atlético Saguntino o La Nucía.
Pelegrín no va a poder solucionar esto porque es lo que hay. Un equipo filial tiene este handicap, y toca adaptarse a ello. El entrenador, por supuesto, ya comentó en la rueda de prensa de su presentación que está «convencido de poder arreglar esos errores».
Trabajo y ganas no le faltan, sin lugar a dudas, y el equipo ha notado una mejoría en ese aspecto. Pero de aquí a final de temporada, será casi imposible que no ocurran dichas situaciones.
Conseguir la permanencia, como ya comentamos anteriormente, no va a ser una tarea fácil ni sencilla. Tampoco agradable, se van a pasar malos momentos. Ahora, el equipo trabaja y lucha para lograr su objetivo. Para llegar al Monte del Destino, guiados por Pelegrín en un camino lleno de peligros.
Si será suficente o no, tocará esperar. Aunque es verdad que el equipo, va a competir hasta el último suspiro. De eso no hay dudas. Lograrlo o no, dependerá de si luchan juntos o por separado; y está claro que Pelegrín va a insistir en que luchen juntos.